lunes, 28 de marzo de 2011

Dinorah Paz

Demenciantes histerias acompañan a la actual juventud. El apogeo de querer vivir.  La vida para ellos se resume en dos simples palabras: Fiesta y comida. La rama del olivo más verde que procura con cada una de sus hojas absorber el mínimo rayo de luz. Brota cual esparcimiento en primavera. Amarillos comienzan, tienen la algarabía de presumir que pueden obtener toda la energía proveniente del sol. Con un poco tan solo con el mínimo pueden crear  frutos bellos e inconmensurables. Disparan destellos de felicidad.
Irradiar juventud no es cuestión de comer y dormir antes y después. Disfrutar es la perfección de lo que se quiere experimentar. Las experiencias con las que son dotadas estas criaturas durante el periodo de incontenible energía son, amor, desamor, odio, sueño, dolor y la fortuna de ser lastimado y redimido mediante las lágrimas. Las pertenencias gloriosas que durante la inicua mocedad nos acompaña se vuelven el sello característico que baña y absorbe las sombras de la posteridad para la pasajera, perpetua, siguiente y abstracta vida.

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